Llevo días dándole vueltas a la cabeza, aunque más que vueltas las llamaría piruetas porque no hay manera de seguir un orden en este caos que tengo acampado permanentemente.
He llegado a pensar que soy bipolar, aunque a los 30 segundos me pregunto: ¿Y quién no es lo es? Así que dejo esa idea y cojo otra, vuelvo a dejarla al minuto y pienso cuál será la siguiente. Y así las 18 horas al día en las que estoy con los ojos abiertos, durante los últimos 16 meses. Y entonces ahora me paro, y pienso: ¿Cuánto tiempo más aguantaré así? Mucho seguro, S, no te preocupes, me digo a mí misma. Vale, lo he vuelto a hacer..
Así que he llegado a la conclusión de que por muchas acrobacias que hagan mis pensamientos dentro de mi cabeza no van a cambiar las cosas de fuera, las que me rodean. Cambiarán cuando lo tengan que hacer, cuando este mundo loco en el que vivimos quiera, cuando tenga un golpe de suerte y lleguen buenas noticias o simplemente no cambiarán, quizás lo único que me está pasando es que estoy cogiendo experiencia, quizás esto es la vida adulta y dura de la que tanto hemos oído hablar, quizás lo único que tengo que hacer es continuar igual, seguir con mi locura haya donde vaya, volviendo loco al cuerdo que se le ocurra sentarse a mi lado.
Así, que durante los siguientes 30 segundos pensaré que sí, que soy así; bipolar, negativa aunque a veces positiva, alegre aunque antipática, risueña aunque seria si es necesario, amable con quien quiero y estúpida con quien debo, enérgica durante el día aunque no me hables cuando me despierto, soñadora por las noches y realista por las mañanas, enamoradiza aunque con el corazón roto y sobretodo con ganas de vivir mil vidas más.
S.